Pulgarcito era un niño especial. Tenía unos rasgos físicos que saltaban mucho a la vista, como su pequeña estatura, y su carita de travieso.
Tenía un cabello dorado como el Sol, y unos ojazos de un color azul intenso, muy llamativo. Normalmente se vestía con unas grandes botas marrones, una camisa verde, y un sombrero a rayas azul marino.
Era alegre, dicharachero y amable, aunque como a muchos nos pasa, él era un poco nervioso.
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